Lo que deberían ser buenas noticias, a veces, no son tan buenas y se convierten en malas debido a las circunstancias o al contexto en el que ocurren. Hay ejemplos a montones pero el caso que me ha ocurrido hoy es, creo, un claro síntoma de lo pesimista y desconfiado que soy:
Que mi jefe me haya anunciado que me van a subir el sueldo a partir de ya, así, de pronto, sin haber dicho yo nada, lejos de haberme alegrado, me tiene mosca. Que están muy contentos con mi trabajo, que quieren agradecer el esfuerzo que he hecho viniendo aquí, que bla, bla, bla... ¿Qué hay detrás de esto? me pregunto yo. Esta gente algo quiere que todavía no me ha dicho. Más responsabilidad, que asuma algún cargo, que me quede aquí más tiempo. No se. Pero si de una cosa estoy seguro es de que las subidas de sueldo no son gratis.
7 sept 2004
Buenas o malas noticias
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