Hay quien se ha pasado toda su vida en matrix y de repente sale al mundo exterior. Ha llevado una vida "como Dios manda", ordenada, correcta y jodidamente idéntica a la de toooodos los demás pero pasa el tiempo y cada vez va siendo más consciente de que siempre ha tenido la sensación de que no vive realmente; cada vez le martillea más intensamente en su cabeza la idea de que hay muchísimo por vivir y descubrir ahi afuera. Poco le importa si es bueno o malo. Siente la necesidad de salir y verlo con sus propios ojos. Tiene que comprobar por sí mismo qué hay más allá de la norma. Hay que transgredirla.
Pero sorprendentemente también existe el caso contrario. El caso del que ha vivido siempre fuera de matrix, ha hecho lo que le ha dado la gana cuando le ha apetecido. No le ha importado nunca lo que los demás pudieran decir. Pero poco a poco ha ido perdiendo fuerza y "ha sentado cabeza". Le ha surgido la necesidad de sentirse seguro, de tener algo en lo que apoyarse y perder esa incertidumbre de no saber qué pasará mañana. Quizás lo que ve y hace fuera no le reconforta y prefiere someterse y seguir el camino marcado a cambio de esa seguridad que si le hace sentirse bien.
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