Hay días en los que te echo especialmente de menos. No son días concretos ni tampoco vienen precedidos por algo que nos hayamos dicho, aparentemente. De lo que sí me he dado cuenta es de que es en esos días cuando parezco estar ausente de todo. Vago por el trabajo como si no caminase, como si fuese un fantasma, sin interactuar con nada. Es como si todo lo que me rodea estuviera en otra dimensión diferente a la mía.
Y me gusta imaginar que me he transportado a la dimensión donde van los que se echan de menos. Para poder encontrarse.
Y efectivamente, tiene su explicación porque a lo que me dedico es a recordar tu cara, tu sonrisa, tus gestos, tu mirada, tu voz, tus manos,...y hacer eso conlleva que me encuentre completamente evadido de todo lo demás.
Y me gusta imaginar que me he transportado a la dimensión donde van los que se echan de menos. Para poder encontrarse.
Y efectivamente, tiene su explicación porque a lo que me dedico es a recordar tu cara, tu sonrisa, tus gestos, tu mirada, tu voz, tus manos,...y hacer eso conlleva que me encuentre completamente evadido de todo lo demás.
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