29 nov 2004

Maneras de viajar

Siempre he pensado que hay dos formas de conocer un lugar:

Una de las maneras es ir en plan turista. Te vas de viaje a algún sitio, te hospedas en un hotel, visitas monumentos (castillos, catedrales, esculturas,...), lugares pintorescos, pruebas en los restaurantes y bares las comidas típicas de allí. Y, mientras te pasas el día pateando, compras
camisetas, tazas, postales y los más inútiles objetos todos con la foto de lo más emblemático del lugar.

La otra forma (la que siempre he preferido) de conocer un lugar es irse a vivir allí. Te buscas un sitio para quedarte, como un apartamento o un piso e incluso si no te sobra el dinero te buscas un trabajo. Y te dedicas a hacer vida allí. Bajas al bar de la esquina, hablas con los vecinos, compras en el super y sacas la basura todas las noches.

La ventaja de esta segunda opción es que de esa forma sí conoces realmente el lugar. Porque realmente vives en él, te metes en el entorno y puedes saber de las cosas buenas y malas que te ofrece. Comes la comida que come de verdad la gente, ves cómo son de verdad las costumbres, visitas los sitios que sí son interesantes y hasta encuetras las mejores servicios, tiendas, bares, cines, etc... que sólo el que vive en el sitio conoce.

Ni que decir tiene que la desventaja de todo esto es que muchas veces no es posible llevarlo a cabo si en tu lugar de residencia habitual tienes obligaciones y responsabilidades que quieres conservar. (Si eres alguien que no tiene obligaciones ni responsabilidades entonces eres un cáncer de la sociedad. Pero ese es otro tema.)

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