Hoy la vi. Yo iba hablando por teléfono y al girar la cabeza a mi izquierda la vi. Me quedé perplejo. No podía ser pero era. Miré a mi alrededor, nadie más la había visto. Intenté adelantarme un poco para verla mejor pero ella hizo lo mismo. Juro que era ella.
No fue en el metro sino en el atasco de la M30. Yo llegaba del trabajo y quedé atrapado entre los demás coches. Ella, atrapada también con su vehículo comía un yogurt con una cuchara de metal entre avance y avance de la cola. Fueron sólo unos pocos segundos pero pude ver como terminaba de comérselo y guardaba la cuchara de metal en el bolso que llevaba en el asiento del copiloto. Después, su carril avanzó de golpe y la perdí de vista. Yo me quedé allí pasmado, en medio del atasco, con la impresión de haber visto un fantasma.
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