El pasado fin de semana cogí, por este orden y en un intervalo de 24 horas, los siguientes transportes: un autobús, un tren, el metro, otra vez el metro, otro autobús, un avión, de nuevo el autobús y finalmente, antes de llegar a casa, el metro otra vez. Eso sin contar el montón de escaleras, mecánicas o no, que he tenido que subir o bajar entre medias.
Efectivamente, esta última semana he estado de viaje. Y cuando uno está "de viaje" significa viajando.
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