Ese día se me cayó la cámara al suelo. Me dolió como si fuese yo el que me había caído. Por suerte no me rompí nada. No encontrábamos la única tienda que había en la isla y tú acabaste de mal humor porque tenías hambre y no querías más galletas. Al llegar a Göteborg comimos la mejor pizza que habíamos probado nunca.
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