No hay excusas. Lo que está haciendo ahora mismo Israel en Palestina es un genocidio. Llevan masacrando a los palestinos desde que se creo el Estado de Israel: invadiendo territorios que no le pertenecen, saltándose resolución tras resolución de Naciones Unidas, construyendo colonias en territorios palestinos, asfixiando a los habitantes con la construcción de muros y el cierre de pasos fronterizos, destruyendo centrales eléctricas y depuradoras de agua, denegando la entrada de ayuda y medicinas, invadiendo, bombardeando y disparando a su antojo con el argumento de defenderse de los "terroristas" (la palabra del siglo). Señores, un palestino que vive en Israel desde hace más de veinte años al cual un día se le va la olla y decide suicidarse atropellando a todo israelí que pille con su excavadora no es un terrorista; algo no anda bien, pero hay que ir más allá del "es que era un terrorista".
Que todos sabemos que en países musulmanes hay fanáticos que proclaman la Guerra Santa contra occidente e incluso la reconquista de Al-Andalus. No estoy del lado de esos evidentemente, pero la desproporción, la brutalidad y la prepotencia con la que Israel ataca a los palestinos me indigna. Ya no es ni un sentimiento de izquierdas ni de derechas. Déjemos todo eso a un lado. Que estas desgracias ocurren en otros lugares del mundo, especialemente en África también lo sabemos, aunque no lo veamos cada día por la tele y no cuenten con el impacto mediático con el que cuenta Oriente Próximo. Régimenes dictatoriales que intentan exterminar a los diferentes, a otra etnia, al vecino, a su propia gente... Lo que me llena de rabia es después ese aire de país normal que Israel pretende dar al mundo con su estilo de vida occidental, su participación en Eurovisión, sus jardines y campos verdes a base de desaladoras, como si no hubiesen roto jamás un plato y su único papel en el mundo fuese el de haber sido víctimas del exterminio nazi y de los ataques con piedras y cohetes caseros por parte de los palestinos.
Hoy me avergüezo de ser un ciudadano español, europeo y del mundo. La postura de los gobiernos y organizaciones que me representan me recuerdan a esa escena en La vida de Brian en la cual Judith va corriendo a avisar a los miembros del partido (¿FJP o FPJ?) de que van a crucificar a Brian inmediatamente y ellos la miran, la escuchan atentamente y en lugar de salir corriendo para impedirlo se ponen a escribir un manifiesto de condena muy bien redactado. Pues eso, todo muy bien redactado, muy bien consensuado y correcto. Tanto que ya he decidido qué haré (o qué no) en las próximas elecciones europeas.
Que todos sabemos que en países musulmanes hay fanáticos que proclaman la Guerra Santa contra occidente e incluso la reconquista de Al-Andalus. No estoy del lado de esos evidentemente, pero la desproporción, la brutalidad y la prepotencia con la que Israel ataca a los palestinos me indigna. Ya no es ni un sentimiento de izquierdas ni de derechas. Déjemos todo eso a un lado. Que estas desgracias ocurren en otros lugares del mundo, especialemente en África también lo sabemos, aunque no lo veamos cada día por la tele y no cuenten con el impacto mediático con el que cuenta Oriente Próximo. Régimenes dictatoriales que intentan exterminar a los diferentes, a otra etnia, al vecino, a su propia gente... Lo que me llena de rabia es después ese aire de país normal que Israel pretende dar al mundo con su estilo de vida occidental, su participación en Eurovisión, sus jardines y campos verdes a base de desaladoras, como si no hubiesen roto jamás un plato y su único papel en el mundo fuese el de haber sido víctimas del exterminio nazi y de los ataques con piedras y cohetes caseros por parte de los palestinos.
Hoy me avergüezo de ser un ciudadano español, europeo y del mundo. La postura de los gobiernos y organizaciones que me representan me recuerdan a esa escena en La vida de Brian en la cual Judith va corriendo a avisar a los miembros del partido (¿FJP o FPJ?) de que van a crucificar a Brian inmediatamente y ellos la miran, la escuchan atentamente y en lugar de salir corriendo para impedirlo se ponen a escribir un manifiesto de condena muy bien redactado. Pues eso, todo muy bien redactado, muy bien consensuado y correcto. Tanto que ya he decidido qué haré (o qué no) en las próximas elecciones europeas.
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