Seguimos rumbo a Isla Perdida pero el viento sigue sin ayudarnos. No sopla en contra pero tampoco a favor. Para terminar de fastidiar nos faltaba esta maldita niebla que nos ha hecho perder el contacto visual. Mantenemos el rumbo trazado desde el último avistamiento pero no se hasta cuando podremos aguantarlo y ni siquiera si es el correcto. En peores nos hemos visto, desde luego, pero si continuan estas condiciones ya sabemos lo que nos espera: las provisiones se agotan, el agua escasea, surjen las dudas, la desconfianza y se hace difícil no pensar que hemos sido presa de una alucinación y que tal isla es sólo una fantasía.
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