Ayer disfruté de una muy buena sesión de música en directo con la asistencia a los conciertos de la Niña Pastori y de Circodelia.
La Niña Pastori, en la sala Riviera, parece ser que presentaba en Madrid nuevo disco de versiones. A mi no me gustaron mucho. Aunque la Niña Pastori puede cantar lo que le dé la gana y cómo le dé la gana, me resultó muy raro escuchar "María de la O" o "Burbujas de amor" cantadas por ella. El concierto no decepcionó ni mucho menos, porque, ¡hay que ver cómo canta!, pero esperaba un concierto más flamenco y menos popero. Pero ya se sabe, era en Madrid y no en El Puerto y por mucho que queramos, no nos engañemos, aquí no sabemos dar palmas. La apoteosis fue lo mejor. En el segundo (o tercer) bis se arrancaron por bulerías con la incorporación estelar de la madre y de la suegra. Esa última fase del concierto fue lo que más me gustó pues le da una frescura y naturalidad -e improvisación si cabe- en la que se ve de verdad el arte que desbordan.
Lo primero que pensó E. al verla aparecer en el escenario fue que qué gorda estaba. A mi me da igual, los gitanos, le pese a quien le pese, vinieron al mundo para cantar y bailar y eso es lo que saben hacer bien, lo demás, se les perdona -casi- todo.
Después, cambio de sala y de grupo: me fui al Honky Tonk para ver a Circodelia. También presentaban nuevo disco. Estos tampoco decepcionan y no entiendo como no tienen más éxito. ¿O sí que lo entiendo?. El cantante es un payaso de esos que se creen con derecho a insultar al público que va a verle y se muestra crítico con ellos, pero no es nada nuevo, Bunbury, Mick Jagger o Jim Morrison también son(fueron) unos payasos. El último disco no decepciona cuando se escucha bajado del emule (se merecen que vaya a comprarlo) y en directo, aunque me sonó algo diferente, suenan genial en esa pequeña sala.
A pesar de que este disco es más de lo mismo, consiguen atraer de nuevo con esa forma tan ingeniosa e irónica de retratarnos. Si además va acompañado de guitarreos estilo Stones, entonces, mejor que mejor. A diferencia del concierto de la Niña Pastori, este sí es un concierto que, para apreciar al cien por cien, se debe escuchar en la capital.
La Niña Pastori, en la sala Riviera, parece ser que presentaba en Madrid nuevo disco de versiones. A mi no me gustaron mucho. Aunque la Niña Pastori puede cantar lo que le dé la gana y cómo le dé la gana, me resultó muy raro escuchar "María de la O" o "Burbujas de amor" cantadas por ella. El concierto no decepcionó ni mucho menos, porque, ¡hay que ver cómo canta!, pero esperaba un concierto más flamenco y menos popero. Pero ya se sabe, era en Madrid y no en El Puerto y por mucho que queramos, no nos engañemos, aquí no sabemos dar palmas. La apoteosis fue lo mejor. En el segundo (o tercer) bis se arrancaron por bulerías con la incorporación estelar de la madre y de la suegra. Esa última fase del concierto fue lo que más me gustó pues le da una frescura y naturalidad -e improvisación si cabe- en la que se ve de verdad el arte que desbordan.
Lo primero que pensó E. al verla aparecer en el escenario fue que qué gorda estaba. A mi me da igual, los gitanos, le pese a quien le pese, vinieron al mundo para cantar y bailar y eso es lo que saben hacer bien, lo demás, se les perdona -casi- todo.
Después, cambio de sala y de grupo: me fui al Honky Tonk para ver a Circodelia. También presentaban nuevo disco. Estos tampoco decepcionan y no entiendo como no tienen más éxito. ¿O sí que lo entiendo?. El cantante es un payaso de esos que se creen con derecho a insultar al público que va a verle y se muestra crítico con ellos, pero no es nada nuevo, Bunbury, Mick Jagger o Jim Morrison también son(fueron) unos payasos. El último disco no decepciona cuando se escucha bajado del emule (se merecen que vaya a comprarlo) y en directo, aunque me sonó algo diferente, suenan genial en esa pequeña sala.
A pesar de que este disco es más de lo mismo, consiguen atraer de nuevo con esa forma tan ingeniosa e irónica de retratarnos. Si además va acompañado de guitarreos estilo Stones, entonces, mejor que mejor. A diferencia del concierto de la Niña Pastori, este sí es un concierto que, para apreciar al cien por cien, se debe escuchar en la capital.
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