15 abr 2010

13 Rue de Ducale

El consulado de españa en bruselas es un claro ejemplo de que la realidad supera a la ficción cuando se habla de burocracia y administración. Lo típico de ir de ventanilla en ventanilla para un simple papel es de risa comparado con este Consulado.

Los primeros en la cola son un padre con su hijo; llegan a la ventanilla y le responden que no, que para ese trámite tiene que venir con la madre. Los siguientes son una madre con su hijo y también les dicen que no, que para ese trámite el chico tiene que venir con su padre. Brillante manera de irse deshaciendo de gente un sábado por la mañana.

Ahora le toca el turno a una familia al completo pero tampoco puede ser, porque según dice el tipo de la ventanilla, en el registro civil están hoy muy ocupados; y se ventila a la familia con un literal "vuelvan ustedes otro día". "Oiga es que venimos todos hoy sábado porque entre semana trabajamos y además tenemos que hacer 100Km para venir aquí". Vuelvan ustedes otro día. (Yo subí más tarde al registro civil y comprobé cómo de ocupados estaban en hablar del tiempo, del partido de ayer, de la peli y de la suegra).

Hoy fui a pedir un papel. Como sé que ese papel tiene que ver con el registro civil, me dirigí directamente a la segunda planta para pedirlo. Allí, un hombre muy amable me indicó que tal documento me lo podían dar en la planta baja, en la ventanilla. Muy bien, pues volví a la planta baja a pedir el papel. Un señor muy majo en la ventanilla me dio el papel a la vez que me indicaba que debía subir a la primera planta para que me lo sellasen. Así que volví a coger el ascensor y pulse el uno. Tras esperar un rato una señora muy eficiente selló todas y cada una se las páginas del documento, incluso puso sellos entre las páginas, en la esquina donde se grapan. Me entregó el documento de vuelta diciéndome que ahora debía llevarlo a la planta baja para que lo firmase el cónsul. De vuelta en la ventanilla de la planta baja, el mismo hombre majo que me dio el papel lo tomó de nuevo, salió del mostrador dando tooooda la vuelta hasta ponerse a mi altura, esta vez al otro lado del mostrador. Junto a nosotros había un cajón ascensor, como esos que tienen en los restaurantes para subir y bajar la comida entre la cocina y el comedor. Metió los papeles en el ascensor y pulsó el cuatro. Mmmmm, ahora ya se quien vive en el cuarto. Unos minutos después bajó mi papel con la firma en la última página. Agradezco enormemente al amable funcionario que me lo diese directamente salido del ascensor y se abstuviese de llevarlo consigo dando tooooda la vuelta hasta situarse al otro lado del mostrador para pasármelo por debajo del cristal de la ventanilla. Todo un detalle.

2 comentarios:

Karmelator dijo...

La más dura de las pruebas de Axterix

kil dijo...

la próxima vez probaré el truco de la circular...