Para el que aún no lo sepa, me gusta mucho andar. Da igual por donde sea; preferiblemente por la montaña y en especial por la nieve, pero hoy tocó la ciudad. No importa que carajo hacía yo por la calle Antonio López de Madrid hoy. El caso es que al llegar a la altura de la calle Marqués de Jura Real subí por ella hasta girar a la derecha para tomar Baleares y bajar para tomar a la izquierda Jacinto Verdaguer y luego a la derecha hasta la Glorieta del Marqués de Vadillo. Después (pensé: -leáse con voz de Forrest, Forrest Gump- si he llegado hasta aquí, podría seguir caminando; y seguí caminando) he subido por General Ricardos (joder cuánto marqués y cuánto militar) hasta la parada de metro de Urgel y pasada ésta, he girado a la izquierda para tomar la calle de Alejandro Sánchez bajando hasta Antonio de Leyva, por la que he seguido hasta llegar, de nuevo, a Jacinto Verdaguer, para después, volver al punto de partida recorriendo Antonio López.
Sólo disponía de una hora y no tenía a donde ir así que he ido improvisando. ¿Lo más destacado? No he encontrado una sola librería. Ni una. ¿Lo más parecido? Un quiosco. Iba fijándome en las tiendas buscando una librería y comprar algún libro barato pero nada. He encontrado carnicerías, supermercados, joyerías, locutorios, bares, tascas, cibercafés, pastelerías, panaderías, obradores artesanos (¿no es una redundancia?), tiendas de regalos, de ropa, de zapatos, de "complementos", de informática, de tarimas flotantes, de muebles de cocina, tiendas donde vendían aires acondicionados, frutas, verduras, pisos, coches, cuadros, maletas, bolsos, sombreros y hasta paraguas. He visto más bares y más tascas y más joyerías y más locutorios, restaurantes chinos, agencias de viajes, colmados, herbolarios, gimnasios, ópticas, hasta gabinetes psicológicos, talleres mecánicos, repuestos de todo tipo, asesorías, ropa de trabajo, tintorerías, fotógrafos, tapiceros, tiendas de animales (pet shops, XDDD), de deportes, de electrodométicos, peluquerías y salones de belleza. Pero ni una sola librería. ¿No hay una librería en este puto pueblo? Pues parece que no.
Mi abuelo era librero y, a parte de andar, me gustan los libros. ¿Qué le vamos a hacer?
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