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Jueves 18 de Diciembre de 2008
Carrera en tuc-tuc
El tuc-tuc se mete en el tráfico haciendo sonar la bocina. No corre mucho, de hecho, el motor es como el de una vespa pero cargado con el peso de tres personas. Maniobra con agilidad para meterse en cualquier hueco que dejan el resto de vehículos. Vamos recorriendo calles y calles. Giramos a la izquierda, luego a la derecha, derecha, recto, media vuelta, ahora se mete por un callejón, ahora por una avenida... Yendo en tuc-tuc siempre tienes la sensación de que te está engañando. Parece que nos está paseando por todo Bombay. No tenemos ni idea de dónde estamos, ni siquiera tenemos un mapa de la ciudad. El conductor se para a preguntar. Creo que él también está perdido. O por lo menos lo aparenta muy bien. Otros conductores de tuc-tuc le indican. Creo que hablan en hindi o en maratí. A nuestros oídos es un galimatías que mezcla palabras sueltas del inglés. De vez en cuando entiendo "left", "right", "motorway", "lake" y palabras así, que me dan a entender que realmente le están dando indicaciones de como ir.
Subimos por una calle con bastante pendiente (algo raro en esta ciudad pues parece bastante llana). El tuc-tuc en el que van Andrés y Andy se queda atrás por el peso; el nuestro sube renqueante pero un poco más ligero. Por fin aparece el lago, a nuestra izquierda, señal de que por lo menos estamos en Powai. Pero ahora sí que el conductor está completamente perdido. Las calles están ahora más oscuras y no es tan fácil encontrar a alguien para preguntar. Estamos en una carretera que parece que termina ahí, sin salida. A ambos lados hay un descampado. Tenemos las torres de apartamentos que se veían está mañana desde casa de Sampath a nuestra derecha. Es decir, estamos cerca, pero necesito otro punto de referencia para saber dónde estamos con respecto a casa. Por ejemplo, el lago. Le pregunto al conductor "Powai lake, where?" No me entiende, me dice que esto es Powai. Ya lo sé joder. ¡Necesito saber hacia dónde queda el lago! Lo perdimos de vista hace un rato y con tanto giro no tengo ni idea de dónde está. Estamos parados en medio de la calle sin saber qué dirección tomar. El conductor me dice: "Address, address". Llevo la dirección de Sampath apuntada en el móvil. Se la enseño. Éste le muestra el móvil a un chaval de la calle. La mira: parece saberlo. El chaval le pasa el móvil a otro que también cree saber hacia dónde es. Alrededor de los dos tuc-tuc van apareciendo más personajes de entre la oscuridad. Cada uno va dando su parecer, todos parecen saber hacia donde hay que ir pero no se ponen de acuerdo. Uno señala en una dirección, el otro en dirección opuesta....
En el descampado de la derecha, a unos cincuenta metros, bajo un árbol seco, hay un hombre vestido de uniforme. Está sentado en una silla de plástico blanca, de esas que hay en las terrazas o en las heladerías. Sostiene una vara en la mano, que clava en el suelo para guardar el equilibrio mientras se balancea en la silla sobre las patas de atrás. Me pregunto qué coño guardará ese guarda. Alrededor de él hay más gente, chavales arremolinados en torno al jefe a modo de lacayos. Mi móvil acaba en sus manos. Mira la dirección. Todos aguardan en silencio la opinión del guarda. Por supuesto también cree saber dónde es. Más de lo mismo. Vaya decepción. En pocos minutos se ha liado una marabunta de gente impresionante (o al menos eso es lo que le parece al hombre blanco pues quizás no haya más que nueve o diez personas alrededor de los extranjeros). Todos dan indicaciones o parecen opinar acerca de como ir.
Rakel ve aproximarse un coche de la policía. Les pregunta si hablan inglés. Con una sonrisa responde que no. Da igual, no nos vamos a poner ahora quisquillosos con nuestras preferencias idiomáticas. "¿Cómo se va a esta dirección?", le enseño el móvil. No lo sabe. Gracias. De nada y se larga. Mira chato - le digo al conductor del tuc-tuc- nos vamos a volver a la "main road" otra vez. Esa que dejamos hace poco y desde la que se ve el lago. Creemos que desde ahí sabremos encontrar la calle. Así que damos media vuelta por enésima vez. Por lo menos no me han robado el móvil con la dirección, pienso. El teléfono es un nokia barato pero con la dirección de Sampath dentro y en este contexto se ha convertido en un objeto de gran valor para mí.
El tuc-tuc se para junto a un edificio iluminado. Parece algo oficial, como del gobierno. Lo custodian varios vigilantes uniformados. Me pregunto qué nivel de seguridad pueden ofrecer unos hombres gordos con una vara en las manos. Uno de ellos se acerca a la verja. Desde el otro extremo le tiendo el móvil con la dirección. Enseguida, como no, lo ve claro. Habla inglés y comienza a darme indicaciones pero enseguida se da cuenta que es mejor dárselas al conductor. No sé lo que le acaba diciendo pero tras un par de giros encontramos la calle. Estábamos muy cerca.
Por fin hemos llegado. A ver lo que marca el "taxímetro"... Cero, uno, tres. Eso marca trece. Intento recordar lo que me dijo Sampath: "le restas uno y lo multiplicas por uno y medio". ¿Dieciocho rupias? Le tiendo un billete de veinte al conductor que me mira sorprendido como diciendo "¿qué mierda es esto?". Me enseña una tabla imposible de leer en la que me indica cuál es el precio. Yo insisto. Él se enfada. Le pregunto a Andy cuánto le ha pagado él al otro conductor. Ciento cuarenta rupias. En un golpe de lucidez me descubro a mí mismo regateando al conductor entre pagarle 0.22€ (18Rp) o 1.75€ (140Rp)por una carrera de más de una hora en la que él no ha sabido encontrar la dirección. ¿Merece la pena la discusión? Esto es absurdo. Ciento cuarenta rupias y te puedes quedar con el cambio. Adiós.
Concluye el primer día completo que pasamos en Bombay. No decepciona. Desde luego, no hemos parado. Desde esta mañana en la que la mujer entró a limpiar nuestras habitaciones hasta la vuelta a casa en tuc-tuc. India me está sorprendiendo, quizás no era lo que esperaba. Pero sé desde ya que este viaje me marcará para siempre.
Carrera en tuc-tuc
El tuc-tuc se mete en el tráfico haciendo sonar la bocina. No corre mucho, de hecho, el motor es como el de una vespa pero cargado con el peso de tres personas. Maniobra con agilidad para meterse en cualquier hueco que dejan el resto de vehículos. Vamos recorriendo calles y calles. Giramos a la izquierda, luego a la derecha, derecha, recto, media vuelta, ahora se mete por un callejón, ahora por una avenida... Yendo en tuc-tuc siempre tienes la sensación de que te está engañando. Parece que nos está paseando por todo Bombay. No tenemos ni idea de dónde estamos, ni siquiera tenemos un mapa de la ciudad. El conductor se para a preguntar. Creo que él también está perdido. O por lo menos lo aparenta muy bien. Otros conductores de tuc-tuc le indican. Creo que hablan en hindi o en maratí. A nuestros oídos es un galimatías que mezcla palabras sueltas del inglés. De vez en cuando entiendo "left", "right", "motorway", "lake" y palabras así, que me dan a entender que realmente le están dando indicaciones de como ir.
Subimos por una calle con bastante pendiente (algo raro en esta ciudad pues parece bastante llana). El tuc-tuc en el que van Andrés y Andy se queda atrás por el peso; el nuestro sube renqueante pero un poco más ligero. Por fin aparece el lago, a nuestra izquierda, señal de que por lo menos estamos en Powai. Pero ahora sí que el conductor está completamente perdido. Las calles están ahora más oscuras y no es tan fácil encontrar a alguien para preguntar. Estamos en una carretera que parece que termina ahí, sin salida. A ambos lados hay un descampado. Tenemos las torres de apartamentos que se veían está mañana desde casa de Sampath a nuestra derecha. Es decir, estamos cerca, pero necesito otro punto de referencia para saber dónde estamos con respecto a casa. Por ejemplo, el lago. Le pregunto al conductor "Powai lake, where?" No me entiende, me dice que esto es Powai. Ya lo sé joder. ¡Necesito saber hacia dónde queda el lago! Lo perdimos de vista hace un rato y con tanto giro no tengo ni idea de dónde está. Estamos parados en medio de la calle sin saber qué dirección tomar. El conductor me dice: "Address, address". Llevo la dirección de Sampath apuntada en el móvil. Se la enseño. Éste le muestra el móvil a un chaval de la calle. La mira: parece saberlo. El chaval le pasa el móvil a otro que también cree saber hacia dónde es. Alrededor de los dos tuc-tuc van apareciendo más personajes de entre la oscuridad. Cada uno va dando su parecer, todos parecen saber hacia donde hay que ir pero no se ponen de acuerdo. Uno señala en una dirección, el otro en dirección opuesta....
En el descampado de la derecha, a unos cincuenta metros, bajo un árbol seco, hay un hombre vestido de uniforme. Está sentado en una silla de plástico blanca, de esas que hay en las terrazas o en las heladerías. Sostiene una vara en la mano, que clava en el suelo para guardar el equilibrio mientras se balancea en la silla sobre las patas de atrás. Me pregunto qué coño guardará ese guarda. Alrededor de él hay más gente, chavales arremolinados en torno al jefe a modo de lacayos. Mi móvil acaba en sus manos. Mira la dirección. Todos aguardan en silencio la opinión del guarda. Por supuesto también cree saber dónde es. Más de lo mismo. Vaya decepción. En pocos minutos se ha liado una marabunta de gente impresionante (o al menos eso es lo que le parece al hombre blanco pues quizás no haya más que nueve o diez personas alrededor de los extranjeros). Todos dan indicaciones o parecen opinar acerca de como ir.
Rakel ve aproximarse un coche de la policía. Les pregunta si hablan inglés. Con una sonrisa responde que no. Da igual, no nos vamos a poner ahora quisquillosos con nuestras preferencias idiomáticas. "¿Cómo se va a esta dirección?", le enseño el móvil. No lo sabe. Gracias. De nada y se larga. Mira chato - le digo al conductor del tuc-tuc- nos vamos a volver a la "main road" otra vez. Esa que dejamos hace poco y desde la que se ve el lago. Creemos que desde ahí sabremos encontrar la calle. Así que damos media vuelta por enésima vez. Por lo menos no me han robado el móvil con la dirección, pienso. El teléfono es un nokia barato pero con la dirección de Sampath dentro y en este contexto se ha convertido en un objeto de gran valor para mí.
El tuc-tuc se para junto a un edificio iluminado. Parece algo oficial, como del gobierno. Lo custodian varios vigilantes uniformados. Me pregunto qué nivel de seguridad pueden ofrecer unos hombres gordos con una vara en las manos. Uno de ellos se acerca a la verja. Desde el otro extremo le tiendo el móvil con la dirección. Enseguida, como no, lo ve claro. Habla inglés y comienza a darme indicaciones pero enseguida se da cuenta que es mejor dárselas al conductor. No sé lo que le acaba diciendo pero tras un par de giros encontramos la calle. Estábamos muy cerca.
Por fin hemos llegado. A ver lo que marca el "taxímetro"... Cero, uno, tres. Eso marca trece. Intento recordar lo que me dijo Sampath: "le restas uno y lo multiplicas por uno y medio". ¿Dieciocho rupias? Le tiendo un billete de veinte al conductor que me mira sorprendido como diciendo "¿qué mierda es esto?". Me enseña una tabla imposible de leer en la que me indica cuál es el precio. Yo insisto. Él se enfada. Le pregunto a Andy cuánto le ha pagado él al otro conductor. Ciento cuarenta rupias. En un golpe de lucidez me descubro a mí mismo regateando al conductor entre pagarle 0.22€ (18Rp) o 1.75€ (140Rp)por una carrera de más de una hora en la que él no ha sabido encontrar la dirección. ¿Merece la pena la discusión? Esto es absurdo. Ciento cuarenta rupias y te puedes quedar con el cambio. Adiós.
Concluye el primer día completo que pasamos en Bombay. No decepciona. Desde luego, no hemos parado. Desde esta mañana en la que la mujer entró a limpiar nuestras habitaciones hasta la vuelta a casa en tuc-tuc. India me está sorprendiendo, quizás no era lo que esperaba. Pero sé desde ya que este viaje me marcará para siempre.
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2 comentarios:
Que cochecillos más chulos!. Me pregunto si serán de esos que no necesitan carnet de conducir (lo digo por los pringaos de treinta y tantos que aun no se lo han sacado).
En India, cuando los niños no estudian en el colegio, las madres les amenazan diciendo que de mayores lo único que llegarán a ser es conductor de tuc-tuc. Así que no creo que hagan falta muchos estudios para la profesión...
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