23 mar 2005

La vieja


El día menos pensado voy a esperarte a la salida de misa. Voy a esperar a que salgas con ese bolsito que tanto me gusta. Ese del que tanto presumes y del que no quieres dejar ver su contenido. Voy a esperarte a la salida de misa y te voy a robar el bolso. Voy a pegarte un tirón y voy a salir corriendo con él.

Y correré por las calles y correré por los caminos. Seré más rápido que el viento y subiré más alto que las nubes. No me detendrá ni el hambre ni la sed. Y llegaré con él más lejos de lo que mis sueños han imaginado nunca y allí lo vaciaré y su contenido caerá. Y en su caída las estrellas lo tocarán y la Luna se alegrará de verlo de nuevo. El Sol le devolverá su calor y la nieve de las montañas su frío. Los ríos lavarán su cara y la tierra se abrirá para que recuerde su futuro. Y su viaje terminará en el Infierno, donde caerá haciendo gran estruendo, donde yo ya le estaré esperando, donde nos reunimos un día para renegar del cielo, de las oraciones y de los hábitos. Porque allí es a donde ha pertenecido siempre y donde estará por siempre jamás.

Yo sé lo que hay dentro y tú, ni lo quieres ni sabes cómo usarlo, así que no pierdas el tiempo echándome los perros; sabes de sobra que esta carrera... la gano yo.

No hay comentarios: