9 ago 2005

Relato de un caminante


Quien me mandará a mi estar aquí subiendo por este pedregal con el sol en lo más alto y perdido en medio de la nada. Llevo cuatro horas andando, aún me quedan tres para llegar hasta el coche cuando me queda sólo medio litro de agua. Hace ya rato que voy empapado de sudor y éste me cae por la cara sin dejarme ver bien. Las botas están ya muy gastadas y después de caminar todo el día me duelen las plantas de los pies. Si camino por la cara norte el viento sopla muy fuerte y me empuja a golpes, si camino por la cara sur no hay viento ninguno con lo que el aire está muy caliente y se hace muy difícil respirar.

Estoy cansado, quiero pararme a descansar pero no hay ninguna sombra en kilómetros y sé que si me paro el sol y el viento van a acabar conmigo. Más abajo se pueden encontrar vacas o caballos pero aquí, basta que te detengas unos minutos, para que los buitres empiecen a volar alrededor. Lo cual no es muy agradable de ver. Quiero beber aunque sea un trago pero se que si lo hago no será uno sino tres o cuatro tragos, por lo menos, y me quedaré sin agua. Es difícil resistirse cuando uno va escuchando el agua moverse dentro de la botella a sus espaldas.

Tres horas caminando no parecen mucho pero detrás de cada colina que subo aparece otra; tengo que bajar hasta abajo para volver a empezar con la siguiente y así sucesivamente. Ya he hecho esta camino así que sé que aún lo tendré que hacer tres veces más. Me consuelo pensando que el último tramo es todo de bajada. El camino es de rocas y piedras así que en los descensos tengo que ir haciendo fuerza para no resbalar mientras que en los ascensos me cuesta cada vez más levantar el pie y voy tropezando con las rocas constantemente. Los bastones me ayudan bastante pero me hacen avanzar más lento.

Intento no mirar más allá de dos o tres metros y pensar en otras cosas para distraerme mientras avanzo. Pienso en lo que voy a hacer cuando llegue a casa, en las vacaciones, en recuerdos agradables. Pienso en muchas cosas pero descubro que mi pensamiento principal es que quiero volver aquí en invierno. Me muero de ganas de llegar hasta donde he llegado hoy pero con la nieve cubriéndolo todo. No paro de preguntarme como estará el camino en esas condiciones. Si habrá placas de hielo, ventisca o niebla, o si la nieve estará dura o me hundiré hasta las rodillas. En fin, debo estar loco, pero ya no me sorprendo, son muchos años viviendo conmigo mismo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Feeling lonely? Hook up with Real Singles now for $4.99 to connect, and only $0.99 a min. A true match is only a phone call away. Give it a try 1-800-211-9293.