Hoy que no tenía mucho trabajo me he parado un rato a hablar con Billy. Creo que es de Pennsylvania Trabaja aquí, con nosotros, de chapuzas. Lo mismo hace una valla y la monta como arregla tuberías o cambia fusibles. Me ha dicho que mañana es su último día aquí porque deja el trabajo. La empresa para la que trabaja quiere que se vaya al turno de noche. Pero si se va al turno de noche dice que no podrá ver a sus hijos. Así que ha decidido buscarse otro trabajo.
Y a mi me lo ha contado como si cualquier cosa. No me va bien este trabajo, pues me busco otro. Lo que no sabe es que yo por dentro estaba pensando en cuántos padres en España no ven a sus hijos por culpa del trabajo y no les queda más remedio que aguantarse. Como si fuera así de fácil dejar un trabajo y al día siguiente tener otro. Aquí sí lo es. Sin ir más lejos, los tres panchitos, en el tiempo que llevo aquí, han trabajado para tres empresas distintas.
Dice que él es feliz si sus hijos son felices. En diciembre su hija se gradúa en el instituto y necesitará dinero para la universidad. Así que tiene que trabajar bastantes horas para ahorrar un poco. A su hijo pequeño de nueve años lo quiere llevar esta noche a un espectáculo de coches. Según me cuenta consiste en que varios coches se meten todos juntos en una especie de recinto y se empiezan a dar piños unos contra otros hasta que sólo queda uno que es el que gana. Dice que una vez participó.
B: -Te he visto hablar español pero no pareces mejicano.
K: -Es que no soy mejicano. Soy español.
B: -Y, ¿cuánto tiempo tardas desde España hasta aquí?
K: -Pues unas 12 horas en total porque no vuelo directo.
B: -Y, ¿desde cuándo no ves a tus hijos?
K: -No tengo hijos, no estoy casado.
B: -Mejor, no lo hagas. Yo he estado casado dos veces.
Y también me ha contado que el nunca ha volado en avión. Que algún día lo hará. Yo le he explicado lo de las cosquillas en el estómago como cuando te subes en la montaña rusa (¿Cómo coño se dice cosquillas en inglés? Porque montaña rusa será Russian mountain, digo yo).
Y aunque no lo parezca, Billy sabe que Madrid es la capital de España.
Y a mi me lo ha contado como si cualquier cosa. No me va bien este trabajo, pues me busco otro. Lo que no sabe es que yo por dentro estaba pensando en cuántos padres en España no ven a sus hijos por culpa del trabajo y no les queda más remedio que aguantarse. Como si fuera así de fácil dejar un trabajo y al día siguiente tener otro. Aquí sí lo es. Sin ir más lejos, los tres panchitos, en el tiempo que llevo aquí, han trabajado para tres empresas distintas.
Dice que él es feliz si sus hijos son felices. En diciembre su hija se gradúa en el instituto y necesitará dinero para la universidad. Así que tiene que trabajar bastantes horas para ahorrar un poco. A su hijo pequeño de nueve años lo quiere llevar esta noche a un espectáculo de coches. Según me cuenta consiste en que varios coches se meten todos juntos en una especie de recinto y se empiezan a dar piños unos contra otros hasta que sólo queda uno que es el que gana. Dice que una vez participó.
B: -Te he visto hablar español pero no pareces mejicano.
K: -Es que no soy mejicano. Soy español.
B: -Y, ¿cuánto tiempo tardas desde España hasta aquí?
K: -Pues unas 12 horas en total porque no vuelo directo.
B: -Y, ¿desde cuándo no ves a tus hijos?
K: -No tengo hijos, no estoy casado.
B: -Mejor, no lo hagas. Yo he estado casado dos veces.
Y también me ha contado que el nunca ha volado en avión. Que algún día lo hará. Yo le he explicado lo de las cosquillas en el estómago como cuando te subes en la montaña rusa (¿Cómo coño se dice cosquillas en inglés? Porque montaña rusa será Russian mountain, digo yo).
Y aunque no lo parezca, Billy sabe que Madrid es la capital de España.
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